En abril de 1998, se aprobó la primera pastilla para tratar la disfunción eréctil, la viagra. En mayo del 99, existían ya estudios donde "se probaba" la efectividad de la viagra también en mujeres. Sin embargo en mayo del 2000, el laboratorio Pfizer reconoce la ineficacia de la viagra femenina. Tras realizar un ensayo
clínico para probar el efecto de la viagra en 3.000 mujeres, sólo se consiguió
mejorar los signos externos de excitación, pero no implicó mejorar la
experiencia sexual.
Pero la sexualidad femenina es mucho más compleja, y depende de muchos más factores que la de su media naranja: La viagra femenina no tiene el mismo efecto que en el hombre, porque en la sexualidad de la mujer, el deseo está mucho menos ligado a la excitación que en el hombre. Que se consiga, pues, mejorar la excitación, no aviva el deseo ni la sexualidad.
Por mencionar una excepción, el uso de parches que liberan testosterona funciona únicamente en algunos casos de mujeres que se les han extraído el útero y los ovarios por motivos de salud.
Pese a todo lo aquí expuesto, si usted decide buscar por internet la píldora rosa, va a encontrar numerosas opciones y puede adquirirla rápida y fácilmente (y, por supuesto, sin receta).
Sumergidos en la cultura del éxito, donde la publicidad sólo muestra una cara muy sesgada de la realidad, una mujer joven, guapa, con buen tipo, con sonrisa perfecta, deportista, culta, profesional de éxito, con pareja, con hijos, … implica también como referencia sexual un sexo perfecto con numerosos orgasmos en poco tiempo. Estos criterios ayudan a crear expectativas altamente poco realistas e invitan a subirse al carro de la autoexigencia, carro que va cada vez más rápido y hacia ningún sitio.
Vemos, por tanto, que en el tema de la inapetencia sexual femenina, como en otros muchos ámbitos de la vida, resulta más provechoso actuar en la esfera psicológica que ingerir pastillas rosas. Qué duda cabe que es mucho más cómodo ingerirlas; pero aún en el improbable caso de que funcionaran, solucionar los aspectos psicológicos que causan los problemas, tiene la gran ventaja la mejora de la calidad de vida.
Autora: Raquel Valdazo, Psicóloga Especialista en Terapia Sexual y Terapia de Pareja. E-mail: sentirescis@gmail.com; Tfno.: 633311168.
Pero la sexualidad femenina es mucho más compleja, y depende de muchos más factores que la de su media naranja: La viagra femenina no tiene el mismo efecto que en el hombre, porque en la sexualidad de la mujer, el deseo está mucho menos ligado a la excitación que en el hombre. Que se consiga, pues, mejorar la excitación, no aviva el deseo ni la sexualidad.
La causa
orgánica más aceptada de falta de deseo sexual es la caída hormonal en la
menopausia, pero sin embargo, existen más problemas de inapetencia entre
mujeres de 30 a 40 años con niños pequeños. Esta inapetencia en hipótesis sólo
dependería de causas orgánica relacionadas con los neurotransmisores del cerebro;
por eso está resultando tan difícil que un fármaco influya en la respuesta
sexual femenina.
Por mencionar una excepción, el uso de parches que liberan testosterona funciona únicamente en algunos casos de mujeres que se les han extraído el útero y los ovarios por motivos de salud.
En conclusión,
la disfunción sexual femenina está más relacionada con el poco deseo sexual que
con los mecanismos físicos para tener un buen orgasmo. No es algo tan sencillo
como el funcionamiento “hidráulico” del pene en la erección y la eyaculación.
El poco deseo sexual se nutre de múltiples factores culturales, sociales,
individuales,… y el órgano a tratar es el cerebro que parece por el momento
complicado de tratar con una única píldora.
Pese a todo lo aquí expuesto, si usted decide buscar por internet la píldora rosa, va a encontrar numerosas opciones y puede adquirirla rápida y fácilmente (y, por supuesto, sin receta).
Sumergidos en la cultura del éxito, donde la publicidad sólo muestra una cara muy sesgada de la realidad, una mujer joven, guapa, con buen tipo, con sonrisa perfecta, deportista, culta, profesional de éxito, con pareja, con hijos, … implica también como referencia sexual un sexo perfecto con numerosos orgasmos en poco tiempo. Estos criterios ayudan a crear expectativas altamente poco realistas e invitan a subirse al carro de la autoexigencia, carro que va cada vez más rápido y hacia ningún sitio.
Vemos, por tanto, que en el tema de la inapetencia sexual femenina, como en otros muchos ámbitos de la vida, resulta más provechoso actuar en la esfera psicológica que ingerir pastillas rosas. Qué duda cabe que es mucho más cómodo ingerirlas; pero aún en el improbable caso de que funcionaran, solucionar los aspectos psicológicos que causan los problemas, tiene la gran ventaja la mejora de la calidad de vida.
Autora: Raquel Valdazo, Psicóloga Especialista en Terapia Sexual y Terapia de Pareja. E-mail: sentirescis@gmail.com; Tfno.: 633311168.