¿Qué
sustenta una pareja? ¿Caduca el amor?
Desde el aspecto biológico, el amor se detecta químicamente en diferentes sustancias. La más potente es la oxitocina, relacionada además con el parto, la lactancia, la maternidad; es un ingrediente esencial para la conducta sexual. Emocionalmente, expresa la necesidad de estar en contacto físico e íntimo con la persona amada. Tras la primera etapa de pasión, que va de días a semanas, la oxitocina es sustituida por las endorfinas.
Cuando nacemos, desarrollamos un vínculo, primero con la madre y después con la familia. Este vínculo nos ofrece un entorno de confianza donde poder crecer y desarrollarnos. Este entorno de confianza es el que buscamos y necesitamos establecer en la relación de pareja. La confianza es, pues, otro de los requisitos en una relación. La pareja ha de ser también el amigo, la persona donde te apoyas y a la que apoyas.
Autora: Raquel Valdazo, Psicóloga Especialista en Terapia de Pareja y Terapia Sexual. E-mail: sentirescis@gmail.com; Tfno.: 633311168.
Desde el aspecto biológico, el amor se detecta químicamente en diferentes sustancias. La más potente es la oxitocina, relacionada además con el parto, la lactancia, la maternidad; es un ingrediente esencial para la conducta sexual. Emocionalmente, expresa la necesidad de estar en contacto físico e íntimo con la persona amada. Tras la primera etapa de pasión, que va de días a semanas, la oxitocina es sustituida por las endorfinas.
Toda
relación necesita desarrollar afecto. Esta función la realizan las endorfinas, caldo
de cultivo para crear los lazos afectivos necesarios en toda relación. Las
endorfinas están presentes por meses, hasta que finalmente acaban
desapareciendo.
Entonces aparece
la feniletilamina, neurotransmisor que fomenta la cimentación de lazos afectivos. Pero parece
que su caducidad es de 3 o 4 años.
Hasta aquí
la biología hizo su parte, nada desdeñable, desde luego. Pero es fundamental
que en este periodo, la relación de pareja haya forjado los pilares que sustenten
su relación. Vamos a ver por separado cada uno ellos.
La pasión, brillante
y ciega. Ya hemos visto que está programada en nuestra biología, pero también
parece que se trasforma y se puede acabar si no se cuida. Y es que, como todo,
hay que aprender a cultivarlo. No sirve de nada el jardín del Edén si después
se descuida. La intimidad, la pasión, la sexualidad en la pareja es fundamental
para la relación.Cuando nacemos, desarrollamos un vínculo, primero con la madre y después con la familia. Este vínculo nos ofrece un entorno de confianza donde poder crecer y desarrollarnos. Este entorno de confianza es el que buscamos y necesitamos establecer en la relación de pareja. La confianza es, pues, otro de los requisitos en una relación. La pareja ha de ser también el amigo, la persona donde te apoyas y a la que apoyas.
Después
está el compromiso. Toda relación de pareja, tiene un coste individual,
un cambio en el estilo de vida. Facetas de la individualidad de cada uno, se
atenúan o quizás desaparecen. Hay cosas que se deja en el camino a favor de la
relación de pareja. Pero es muy importante que el compromiso no sólo sea de
uno, sino equitativo y de ambas partes.
Y no nos
olvidemos de la comunicación. La pareja, como un ente vivo, necesita
nutrirse. La comunicación es indispensable para ir adaptando las necesidades
individuales y de la pareja ante las dificultades que van surgiendo por el paso
del tiempo y el ciclo de la vida. Una comunicación insuficiente o ambigua puede
enfermar la relación. La buena comunicación en pareja mantiene su salud.
¿Cuándo sé
que debo divorciarme?
Puesto que
nadie mejor que uno mismo lo puede saber, reflexionar sobre el estado de los
cimientos de la relación puede servir de pauta. Saber cómo se ha desarrollado
la relación, qué intentos de solución la han mejorado o la han empeorado, en qué estado de salud está la pareja, cómo
es el sexo, cómo es la confianza, quién está más comprometido, cómo es la
comunicación, por qué aún continua la relación,…
En
definitiva, enamorarse es un estado, amar es un arte.
Por último,
invitar a reflexionar si la pregunta ¿cuándo sé que debo divorciarme? podría
sustituirse por la pregunta ¿cuánto tengo que sufrir para atreverme a
divorciarme?, o ¿cuánto tengo que sufrir para no sentirme culpable si me
divorcio? o ¿cuánto tengo que sufrir para que me dé más miedo quedarme que
marcharme?
Tenemos,
por suerte y también por desgracia, la capacidad de soportar grandes
sufrimientos. También tenemos los recursos suficientes y la opción de decidir.
Es cierto que no se puede saber qué va a ser mejor o peor, pero permaneciendo
en la misma solución, continúan los mismos problemas. Y el futuro no es ni
mejor ni peor, es sólo parte de nuestra elección.
Una terapia
de pareja puede ayudar a explorar las opciones. A decidir si volver a
reedificar y nutrir los pilares de la relación o bien, continuar caminos
separados que acaben redundando en el bienestar personal de ambas partes.Autora: Raquel Valdazo, Psicóloga Especialista en Terapia de Pareja y Terapia Sexual. E-mail: sentirescis@gmail.com; Tfno.: 633311168.
No hay comentarios:
Publicar un comentario