El poco deseo sexual, la falta
de deseo, es hoy, respecto a las relaciones sexuales, la dificultad más frecuente entre la
población femenina. Dificultad que aborda, sin embargo, sólo una
de cada cinco mujeres.
…“Hoy no me apetece, mejor mañana”,…
Esta poca demanda parece
obedecer a un sentimiento que expresaría algo así como”…tampoco es que lo
necesite…”, de forma que, en teoría, la mujer puede vivir
“satisfactoriamente” su vida sin placer sexual. Paradójicamente parece
también que, en teoría, se defiende y se justifica “La Necesidad” en
el hombre, y existe un sentimiento que expresaría algo así como “….no voy a
estar sin…”
¿De verdad, hoy, seguimos pensando que
somos tan diferentes? ¿Cómo funciona este juego de necesidades? ¿O nos estamos
pasando algo por alto?
Cuando se habla de sexualidad, muchas
veces se obvia la carrera de relevos que lleva a los encuentros íntimos. Estas
carreras de relevos, se llaman DESEO y discurren en serie y en paralelo,
llevando el relevo de antorchas del deseo, hacia la excitación y la
búsqueda de placer. Aquí hay una interesante diferencia, parece que algo
pasa en el mecanismo de deseo de las mujeres, que no afecta por igual a los
hombres. Y es que las
consecuencias de los encuentros sexuales, han sido evolutivamente muy
diferentes en el hombre y en la mujer. La elección de pareja ha sido vital para
la supervivencia. ¿Para qué querría una mujer criar sola a sus hijos? Por
supuesto, nuestro aprendizaje evolutivo no está al día de los métodos anticonceptivos.
El deseo es un motor, un “me
apetece”, un impulso, un quiero, un anhelo, una emoción, un movimiento
afectivo, una aspiración, la activación de un recuerdo. El deseo sexual es la
motivación para buscar la excitación.
Sin deseo sexual, no existe la motivación
para tener encuentros, y no se van a buscar, sino a evitar. Y es que aquí, no
es en la relación sexual, sino en la motivación para llegar a ella, donde la
mujer encuentra mayores dificultades. Por ejemplo la falta de deseo, casi
siempre viene acompañada de problemas de pareja.
De hecho las causas más frecuentes
del poco deseo sexual, son de más a menos, problemas de pareja,
disfunciones sexuales previas, desmotivación y trastornos de estado de
ánimo. Seguirían factores hormonales, medicamentos y enfermedades crónicas. En
conclusión, las principales causas son psicológicas.
No hace falta ya decir que es
imprescindible tratar los problemas de pareja para disfrutar de una sana vida
sexual. Tanto el hombre como la mujer tienen una enorme capacidad de disfrutar
el placer, somos más parecidos que distintos. Tenemos las mismas necesidades
básicas, hemos evolucionado juntos.
Autora: Raquel Valdazo, Psicóloga Especialista en Terapia Sexual y Terapia de Pareja. E-mail: sentirescis@gmail.com; Tfno.: 633311168.
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