¿Cuánto
dura el deseo?
¿Y si te dijera que el
deseo dura justo el tiempo que tú decidas?. ¿Suena a contradicción?. Cuando
hablamos de deseo, implícitamente hablamos sobre algo espontáneo, asociado a
ganas, a impulso, a apetencia, a búsqueda de placer, a tener un algo interno
que te mueva, pero ¿una elección?
Sin
embargo, el deseo depende de uno mismo mucho más de lo que se cree, por muy
poco romántico que nos parezca, pasado el efecto de la flecha de Cupido,
llegado lo cotidiano, lo conocido, el deseo a largo plazo tiene mucho que ver
con la intención.
Desear
implica decidir ¿Y qué decides? Decides si quieres experimentar placer con tu
cuerpo, decides darte permiso para gozar, decides disfrutar más de tu
sexualidad, decides vivir hoy tu vida sexual, decides afrontar los obstáculos
que te impiden el placer o te alejan del deseo, decides cuidarte y disfrutar
con tu cuerpo.
Pero
la decisión de desear, de querer desear, a veces no viene dada por uno mismo. A
veces se desea desear por algo distinto. El desear desear por tu pareja. Esto, que es
muy frecuente, bastante habitual, que no es lo mismo que normal, es la verdadera contradicción. Vamos a verlo.
Cuando
el deseo de recuperar la libido se debe a complacer a la pareja, por ser “tu
deber”, por el sentimiento de culpa, por recuperar a tu pareja, porque quieres mejorar la
relación, para contentar al otro y un largo etcétera, corres el riesgo de no
hacerlo por voluntad, sino de hacerlo por todo lo contrario, por obligación. Entonces
no buscas tu placer, sino el solucionar algo, y llega la insatisfacción sexual
y la decepción. Así el deseo pasa, poco a poco, al extremo
opuesto, y acaba asociado también a las sensaciones contrarias, algo que no te
gusta, que te cuesta, que evades, que odias incluso, algo que, desde luego, no
deseas. Esto, que se empieza como una solución a corto plazo, acaba en una de
las mayores causas de falta de deseo.
La
mejor respuesta a porqué quiero recuperar mi libido es por mí o por los dos, si
quieres, pero nunca por el otro, y sobre todo por ti. Además recuperar la libido no
pasa necesariamente por tener pareja. El placer solitario es igual de valioso
que el compartido.
Cuando
la decisión de desear es tuya y es por ti, es un acto de licitación de tu sexualidad,
te hace una persona más poderosa, más valiosa, más responsable, más autónoma, más sensual,
más tú, te hace sentir mejor.
Desde que
nacemos hasta que morimos tenemos sexualidad. La sexualidad forma parte de ti,
no la ignores, vívela, exprésala, disfrútala.
Autora: Raquel Valdazo, Psicóloga Especialista en Terapia Sexual y Terapia de Pareja. E-mail: sentirescis@gmail.com; Tfno.: 633311168.
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