En las
relaciones actuales, muchas veces nos preguntamos si no vamos demasiado rápido.
Curiosamente, es una pregunta que está en la mente de miles de personas y, como
ejemplo, una historia curiosa para reflexionar…
En la segunda guerra
mundial, miles de soldados norteamericanos se asentaron en Inglaterra. Al acabar
la guerra, se realizó un estudio sobre la interacción sexual entre los soldados
y las mujeres inglesas. Dicho estudio reveló que las inglesas calificaban a los
americanos como muy directos en lo sexual. Hasta aquí, es algo que no sorprendería
de unos soldados. Sin embargo, lo paradójico es que los soldados expresaban lo
mismo de las mujeres inglesas.
Para entender esta contradicción
se estudió las pautas de cortejo en ambas culturas. La conducta de cortejo en
ambas sociedades discurría a través de 30 estadios. Sin embargo, estos pasos
eran diferentes en cada sociedad, de forma que los besos aparecen relativamente
pronto en Norteamérica (en el estadio 5 sobre 30), teniendo un carácter
bastante inocuo. Sin embargo, para las inglesas, el beso tiene un significado muy íntimo y erótico
(aparece en el estadio 25
sobre 30) y es la puerta de entrada a la relación sexual.
En la interacción de
ambos significados nos encontramos con que los americanos besaban relativamente
pronto a sus amigas. Ellas, entre sorprendidas y escandalizadas, se encontraban
ante el dilema de dejar la relación o empezar a quitarse la ropa, opciones que,
en cualquiera de los dos casos, eran consideradas exageradas o escandalosas por
ellos. Así, en esta interacción, ambos prejuzgaban de demasiado directa en lo
sexual a su pareja.
En esta historia no hay
desvergonzados, ni ninfómanas, ni mojigatas. Simplemente ambos pensaban ¿no
vamos demasiado rápido? Pero ninguno de ellos se atrevió a preguntar, expresar
sus sentimientos o compartir sus dudas...
No hace falta provenir de
culturas diferentes para que esto ocurra. Nuestras experiencias, significados y
vivencias son únicas. En el aspecto sexual no estamos acostumbrados a comentar
nuestras impresiones y dificultades, ya sea por pudor, vergüenza, timidez o
porque es más fácil dar la responsabilidad al otro. Por eso a veces nos embarcamos en relaciones donde vamos
demasiado rápidos precisamente por evitar ir de mojigatos, y curiosamente, somos nosotros los que nos ponemos justo donde no queremos
estar.
El hecho de tener o
aprender una buena educación sexual, donde se fomente el diálogo sobre la
afectividad, las relaciones y la sexualidad, es primordial para la buena salud
sexual.
Expresa tus dudas, te
sorprenderá que tu pareja tenga las mismas. Expresa tu sexualidad.
Autora: Raquel Valdazo, Psicóloga Especialista en Terapia Sexual y Terapia de Pareja. E-mail: sentirescis@gmail.com; Tfno.: 633311168.
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