Cuando
una pareja quiere tener un niño y este no llega, se empieza a establecer una nueva
dinámica respecto al sexo. Lo que antes era lúdico, divertido, gratificante,
placentero, empieza a ser algo regido por calendario, de obligado cumplimiento,
hasta incluso cuestionado, ¿hay algo que no estamos haciendo bien?
Vamos
ahora a la casuística contraria. Qué pasa con el sexo cuando se intenta
conseguir un embarazo que no llega. Para ponernos en situación, llevamos una
media de un par de años buscando el bebé, mientras por la calle, centros
comerciales y cualquier evento que se nos ocurra, sólo encontramos mujeres
embarazadas y bebés. Es un efecto al que llamo, “es posible que todo el mundo,
MENOS YO, esté embarazado”. Entonces empezamos con las pruebas médicas. Primero
descartar que haya un obstáculo biológico, después las inyecciones hormonales
para estimular los ovarios, junto con las famosas “relaciones controladas”. En
calendario está fijado cuando se empieza el incentivo hormonal y en qué días es
más probable el embarazo, días que se apremian para que el espermatozoide
fecunde al óvulo. Esto se puede complicar si vamos a un foro de fertilidad y
nos enteramos que también podemos controlar la temperatura,… ¿lo visualizas?
Esperemos un poquito que sólo tengo 36 y medio…
Pues
bien, no hace falta ser un experto para entrever que, a lo largo de este
proceso, la sexualidad se va arrinconando, aumentando la probabilidad de crear
un problema sexual que antes no existía o acrecentar dificultades sexuales
existentes.
Primero,
cuando ya existía alguna dificultad en el tema sexual, esta se suele acentuar
de manera importante. Dificultades que existían pero que no tenían menor importancia, pasan de ser casos aislados a algo habitual. Un ejemplo claro
sería “la eyaculación por pedido” y como el óvulo espera, mejor en plural, “las
eyaculaciones por pedido”. Justo hoy y justo AHORA.
No
tenemos que añadir que el grado de tensión, ansiedad, exigencia y frustración
según avanzan los meses aumenta. El clima generado es lo más anti-erótico del
mundo, y eso no es lo peor. A veces las parejas acaban ya asociando el sexo con
algo aburrido, tedioso, frustrante, insoportable.
La
sexualidad pertenece al placer, al dejarse llevar, a disfrutar. Si te has
reconocido en los párrafos anteriores te invito a que te relajes y disfrutes, y
si lo estás pasando mal, déjate ayudar.
Autora: Raquel Valdazo, Psicóloga Especialista en Terapia Sexual y Terapia de Pareja. E-mail: sentirescis@gmail.com; Tfno.: 633311168.
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