Indicaciones,
cuidados personales, actividades que se pueden o no realizar, cuándo acudir al
médico,…, son informaciones perfectamente explicadas y detalladas en hospitales,
centros sanitarios y clínicas de aborto. Pero, ¿qué pasa con las necesidades en
el área psicológica en la interrupción de un embarazo? ¿Cómo son atendidas?
Las
causas por las que se pone fin a un embarazo pueden ser muy diferentes.
En
caso de embarazo deseado, la interrupción suele ser provocada por causas
sobrevenidas y adversas del propio embarazo. Suele corresponder a una
interrupción terapéutica (se interviene para salvaguardar la vida de la madre) o
eugenésica (la descendencia viene con problemas físicos y/o mentales). La pérdida es sobre todo en el empeño, en la
ilusión, en la esperanza, en la implicación en el proyecto de formar una
familia.
En
caso de embarazo no deseado, la interrupción suele ser precedida por la toma de
una decisión, derivada de motivos sociales y personales. En este caso pesa más
el momento de ciclo vital, circunstancias económicas, familiares y emocionales
de las personas implicadas.
En
cualquiera de los casos, interrumpir una gestación es una experiencia dolorosa,
con sentimientos de frustración, de impotencia. El momento realmente difícil y
desgarrador es la toma de decisión. Es común que se debatan sentimientos
encontrados: ilusión, moral, valores, principios versus la situación concreta
de cada uno, ya sea social, física, u otra circunstancia sobrevenida.
También
coexiste un conflicto ético y moral. Conflicto derivado de donde está
posicionada la persona implicada entre las dos grandes corrientes contrapuestas:
la teoría de la concepción (defendida por la iglesia, donde la existencia de
vida es desde la fecundación) y la teoría del nacimiento (derivada del derecho
romano, más biologicista, ligando la vida al nacimiento).
Este
posicionamiento individual, es muy diferente en cada caso, y va a ser crucial
en el proceso psicológico. Además, las discrepancias de estas posiciones con
personas significativas, pareja, familia, amigos,… constituye un escenario único
que facilitará o dificultará el proceso psicológico. Son incontables los casos
donde este hecho supone un durísimo golpe que nunca se llega a recuperar. Puede
poner en duda creencias, valores o filosofía de vida. Esto va a provocar conflicto,
malestar y culpabilidad. La persona se puede sentir enojada consigo misma, o
quizás con sus creencias. Ha de darse cabida a un tiempo de consenso individual,
que va a ser doloroso. Cuando el sufrimiento resulte excesivo, no dudes en buscar un apoyo psicológico.
Y
si esto fuera ya poco complicado, estamos inmersos en una cultura, educación,
clase social, historia, política, gobierno y leyes que nos va a influir directa
o indirectamente desde el juicio. Interrupción de un embarazo, ¿derecho o
libertad? La variabilidad de las respuestas se refleja en el mapamundi sobre la
legislación del aborto. Llama la atención, que según el lugar del globo donde vivas, tengas tan diferentes opciones,
libertades, derechos, penalizaciones o sanciones.
Este sinsentido mundial es el reflejo de querer imponer moral, ética y
religión, desde una legislación, cuando
no existe consenso, ni entre expertos.
Quizá,
para poder alcanzar algún sentido en este complicado asunto, la valoración
última tendría que ser la nuestra, puesto que nadie más va a calzar nuestros
zapatos.
Autora: Raquel Valdazo, Psicóloga Especialista
en Terapia sexual y de pareja. E-mail: sentirescis@gmail.es; Tfno.:
633311168.
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